El surfactante es en particular importante para
la sobrevivencia del neonato prematuro. Cuando el surfactante es insuficiente
la tensión superficial de la membrana alveolocapilar se vuelve demasiado alta,
y lo que determina un riesgo muy intenso de que los alveolos se colapsen
durante la espiración. Como consecuencia se desarrolla el síndrome de dificultad
respiratoria (SDR), que se trata de una causa frecuente de muerte en neonatos
prematuros.
En estos casos los alveolos con colapso parcial
contienen un líquido rico en proteínas, con muchas membranas hialinas y cuerpos
laminares, que quizá deriven de la capa de surfactante. El SDR, que antes se
denominaba enfermedad por membrana hialina, induce alrededor de 20% de las
muertes en recién nacidos. El tratamiento de los neonatos prematuros con
surfactante artificial y también el de las madres con trabajo de parto
pretérmino utilizando glucocorticoides para estimular la síntesis de
surfactante han reducido la mortalidad vinculada con el SDR.
Si bien se han descrito muchas anomalías de los
pulmones y del árbol bronquial (p. ej., tráquea con terminación en saco ciego
con agenesia pulmonar, y agenesia de un solo pulmón), casi todas estas
anomalías macroscópicas son raras. La división anómala del árbol bronquial es
más común; en ocasiones da origen a lóbulos supernumerarios. Estas variaciones en
el árbol bronquial tienen poca relevancia funcional, pero pueden inducir dificultades
inesperadas durante la broncoscopia.
Más interesante resulta la existencia de
lóbulos pulmonares ectópicos, que derivan de la tráquea o del esófago. Se
piensa que estos lóbulos se forman a partir de yemas respiratorias adicionales
en el intestino anterior, que se desarrollan de manera independiente al sistema
respiratorio principal.
De mayor relevancia clínica son los quistes
pulmonares congénitos, que se forman por la dilatación de bronquios terminales
o más grandes. Estos quistes pueden ser pequeños y múltiples y conferir al
pulmón un aspecto radiológico en panal, o bien pueden limitarse a una o más
lesiones grandes. Las estructuras quísticas del pulmón suelen drenar en forma
deficiente y con frecuencia desencadenan infecciones crónicas.
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